Una profunda tristeza nos provocó la partida, el viernes 21 de noviembre, de nuestro amigo y gran periodista Juan Carlos Pérez Loizeau a los 91 años.
Nació en Buenos Aires el 5 de noviembre de 1929 y una circunstancia quizá casual hizo que se iniciara en una profesión hermosa y nada menos que después de haber sido invitado a una entrevista con uno de los mejores pilotos de todos los tiempos, Juan Manuel Fangio.
La escasamente conocida historia de su ingreso al periodismo nos la contó la misma Heber, la compañera de Juan Carlos de toda la vida, tanto que se conocieron en la escuela primaria de Liniers, su barrio de la infancia y adolescencia, quienes se casaron en 1955.
“Juan Carlos era visitador médico, y compañero de trabajo y amigo del hermano de Alberto Laya (‘Olímpico’), quien era el jefe de Deportes del diario La Nación. Sabiendo de su pasión por el automovilismo, fue invitado a la redacción en ocasión de una visita de Fangio al diario. Durante la entrevista Fangio se mostró sorprendido por los conocimientos y el nivel de las preguntas de Juan Carlos. Algunos comentarios del mismísimo Campeón Mundial –‘¿Y usted cómo sabe eso?’-, por ejemplo, significaron que le ofrecían trabajar en la sección Deportes, lo que por supuesto aceptó”.
Sus interesantes y bien fundamentadas crónicas le valieron una posterior oferta para ingresar a la redacción de la revista deportiva más importante del país, El Gráfico, con un sueldo varias veces superior, a la par que colaboraba en la revista Marcas de Miguel Angel Merlo. Años después, siendo enviado especial al Gran Premio de Mónaco de Fórmula 3 de 1966 en el que corrieron varios argentinos, Juan Carlos estuvo acompañado por Heber. A las autoridades de Editorial Atlántida no les gustaba que sus periodistas viajaran con sus esposas y esto le reportó un llamado de atención cuando regresó a Buenos Aires. Juan Carlos le dio una resolución inmediata y renunció. Pasó entonces a integrar la redacción de la revista Automundo, en la que escribió crónicas y columnas inolvidables, tanto de automovilismo internacional como de Turismo Carretera, su especialidad.
Por esos años fue promocionado al medio más novedoso y popular, la televisión. Goar Mestre lo llamó en 1965 para escribir las noticias de deportes de Canal 13 y luego se sumó a la gerencia de noticias, la que llegó a presidir en 1974.
Durante sus dos décadas más exitosas fue el presentador de los noticieros de mayor audiencia. Fue entonces el protagonista de un fenómeno inédito de la televisión argentina; poseedor de una popularidad para algunos incomprensible fue el precursor de un nuevo modelo de noticiero, el que trataba los llamados “problemas de la gente”. Por otra parte, debemos resaltar que durante la dictadura militar supo mantener su característica sobriedad y jamás adular al gobierno de facto. Fue, asimismo, uno de los pocos presentadores de noticias de televisión que se desempeñaron en todos los canales, y su popularidad lo llevó a ser la cara de la campaña publicitaria de varias marcas.
Después de haber pasado por ATC –hoy La TV Pública-, su momento de mayor popularidad llegó en Realidad 81 por Canal 13, para tener un fugaz paso por Teledós, luego trabajar en Telefé Noticias y América Noticias, cerrando su ciclo en los informativos en Canal 9 en 2003. Su última aparición pública fue en 2016, entrevistado en el programa Juventud Acumulada.
Gran conocedor y aficionado al jazz así como ávido coleccionista de discos, con cuyos temas musicalizó sus programas de radio. Sin embargo, nunca dejó el automovilismo, escribiendo ocasionalmente en el diario La Prensa y desarrollando un programa de autos por la señal de cable El Garage TV. Asimismo, escribió dos libros, “200.000 km de recuerdos” y junto a Guillermo Iacona –Willy Iacona, director de www.dandydriver.com y Hernán López Laiseca “The Pampas Bull”, dedicado a José Froilán González.
Con Heber tuvieron dos hijos, Andrés que lo acompañó en la producción de su programa “Visión Motor” y Paola, la mamá de Lucía y Agustina, sus dos nietas.
Extrañaremos sus comentarios acertados, sobrios y mesurados. Naturalmente.
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