Hace años que los amantes del automovilismo argentino esperábamos un acontecimiento como éste, y se dio en el marco de la reapertura del Autódromo de Buenos Aires “Oscar y Juan Gálvez”.
Lo primero que quiero expresar es nuestro agradecimiento y felicitaciones a quienes tuvieron la idea de organizar tan importante reunión y la valentía de invitar al público a recorrer cada rincón del remodelado Autódromo. De esta manera, grandes y chicos pudieron acercarse a la calle de boxes a apreciar a los autos y pilotos de distintas épocas de nuestro automovilismo. Recordamos que el Autódromo ha cumplido 71 años, inaugurado el 9 de marzo de 1952 con una competencia de Fórmula Libre en la que se impuso nuestro máximo piloto, el genial Juan Manuel Fangio en la que llegó segundo otro inefable, el gran José Froilán González.
Es notorio el cambio que viene habiendo desde ya hace un tiempo en las actividades y mantenimiento del Autódromo de la mano de Eduardo Ramírez, quien con una visión moderna fue sumando mejoras y actividades para que la gente vuelva a participar. El domingo 16 de julio de 2023 quedó claro que se puede volver a tener nuestro autódromo con las tribunas llenas de espectadores.

La actividad comenzó alrededor de las diez de la mañana con la numerosa presencia de pilotos de distintas épocas como Juan María Traverso, Osvaldo Cocho López, Fernando Croceri, Guillermo Kissling, Pedro Passadore, Gustavo der Ohanessian, Eugenio Breard, Esteban Tuero y José Ignacio Savino. A ellos debemos agregar dos técnicos brillantes, el diseñador Pedro Campo y el preparador Rafael Balestrini.
Tuve la suerte de girar con el Berta Mk3-Renault que perteneció a Guillermo Kissling en la tanda de monoplazas de motor trasero y disfrutar del nuevo pavimento que quedó en condiciones de recibir cualquier categoría internacional, lo que fervientemente deseamos que vuelva a suceder.
Más tarde, a su vez, me di el gusto de viajar como copiloto en la cupé Dodge de TurismoCarretera que perteneció a Johnny De Benedictis yque luego fue de Jorge Roux…

El acto de inauguración contó con la asistencia de Diego Santilli, actual diputado de la Nación y representantes del Automóvil Club Argentino, como el vicepresidente segundo Jorge Revello, César C. Carman –nieto del recordado homónimo presidente del Automóvil Club– y el ingeniero Carlos García Remohí, titular de su Comisión Deportiva Automovilística. La centenaria institución de Avenida del Libertador 1850 colaboró en la reinauguración del “Oscar y Juan Gálvez” con un stand promocional y auxilios entre los que sobresalió la grúa realizada a partir de una Estanciera Utilitario.
A pesar del frío, el público respondió a la convocatoria de un espectáculo que resultó ideal no sólo para los iniciados en el automovilismo sino también para la familia. En primer término pudimos disfrutar de joyas mecánicas de la industria automotriz como Fiat Regatta, Ford Falcon y Dodge entre otros, en los stands de los clubes de marcas emplazados debajo de las tribunas. Las graderías fueron ocupadas en un número próximo a las 20000 personas. El palco oficial “José Froilán González” y las dos plateas contiguas lucieron a pleno, mientras que las tribunas, aunque no repletas, tuvieron una importante presencia de público.

Después de la inauguración llegó el momento más esperado: los autos en acción a velocidad. Con salidas de a siete autos utilizando el Circuito N° 8, que emplea el primer mixto con ingreso metros antes del Curvón, grupos de diferentes tipos de máquinas giraron en una jornada de actividad ininterrumpida. Ellos fueron los monoplazas de motor delantero, monoplazas de motor trasero, cupecitas de Turismo Carretera, autos de Turismo Carretera a partir de 1964, contemporáneos y de la era de 3000 cm3, autos Sport, prototipos de Turismo Carretera y Sport Prototipo, Turismo Mejorado, Turismo Anexo “J” y Turismo Nacional y TC2000. Por último, dos solistas notables cerraron el festival automovilístico.

En primer término salieron a la pista los Mecánica Nacional Fuerza Libre y Mecánica Nacional, todos monoplazas de motor delantero, entre ellos el Requejo-Chevrolet con el que Ramón Requejo ganó dos veces las 500 Millas de Rafaela, un Volpi-Chevrolet de Emilio Barbalarga, el auto de Mecánica Nacional de Francisco De Bellis con un motor Ford 59AB, otra máquina con un V8 similar y una réplica de una Maserati 250F.
La acción prosiguió con los monoplazas de motor trasero, de Mecánica Argentina Fórmula 1 y Mecánica Argentina Fórmula 2. Entre los primeros, de 4000 cm3 y seis cilindros en línea pudimos apreciar al Bravi-Chevrolet con el que Víctor Hugo Pla fue ganador en Maggiolo en 1969 y los dos Berta-Tornado con los que Néstor Jesús García Veiga logró el campeonato de 1973, conduciendo primero el rojo de Jockey Club cuando formó equipo con Luis Rubén Di Palma y luego, el celeste metalizado del equipo de Oreste Berta cuya conducción en el Autódromo estuvo a cargo de Gustavo der Ohanessian.


A ellos se sumó el Meifa-Chevrolet que entre 1973 y 1979 representó a Armstrong, Santa Fe, conducido por Raúl Guagliano y Mauricio Marito García. Formando parte de la categoría de hasta 1600 cm3 y cuatro cilindros en línea giraron el Martos-Peugeot con su piloto original que se consagró campeón argentino en 1972, Osvaldo Cocho López y el mencionado Berta Mk3-Renault de Fórmula 2 que Guillermo Kissling condujo con muchos éxitos en versión “John Player Special”.
La tercera tanda de máquinas históricas estuvo a cargo de las siempre admiradas cupecitas de Turismo Carretera, que dieron vida a nuestra categoría más popular entre 1937 y 1970. En el sinuoso Circuito N° 8 vimos seis de ellas, tres ejemplares originales y tres réplicas, con motores de hasta 4000 cm3.
A continuación salieron los autos de Turismo Carretera más modernos, de la era de los compactos tanto como los primeros prototipos y alguno de los de tres litros. Por lo tanto, compartieron la pista los equipados con motores de 4000 cm3 –que corrieron hasta 1970– y los de impulsores de hasta 3000 cm3 –desde 1970 hasta nuestros días–. En el grupo de los TC de 4 litros pudimos apreciar al Chevytú de Jorge Cupeiro en su primera versión de 1964, la muy modificada cupecita Ford V8 con la que Raúl Chabert corrió en 1966 y 1967, el Torino de Eduardo Copello del debut en San Pedro en 1967, el cual con la trompa aerodinámica fue la primerísima Liebre I. Debemos mencionar también al Falcon Angostado-F100 de Eduardo Casá de 1968, aquel de la recordada trompa con fuego que imitaba a los cazas de la Segunda Guerra Mundial y la ya referida Dodge cupé de tres litros que perteneció a Johnny De Benedictis, en versión de Jorge Roux, quien en homenaje a su padre Rubén la pintó de color negro recordando a la célebre “Negrita” de Monte Grande.



El quinto grupo del festival de reapertura del Autódromo estuvo protagonizado por los deportivos de la categoría Sport del Club de Autos Sport. Ellos fueron cinco Jaguar, uno de la serie XK y cuatro E-Type, un Porsche 911 y un prototipo Crespi-Renault.
Después de los Sport, la jornada prosiguió con los muy recordados y apreciados prototipos, desde los primeros que aparecieron en Turismo Carretera en 1967 y los Sport Prototipo propiamente dichos, una efímera pero muy evolucionada categoría que tuvimos entre 1969 y 1973. Los mencionamos por orden cronológico: la Liebre II-Tornado que condujeron Eduardo Copello y Héctor Luis Gradassi en 1967, en su primera versión gris metalizada con franja azul. A ella se sumó el Trueno Naranja-Chevrolet, diseño de Pedro Campo, con el cual Carlos Pairetti logró la consagración como campeón argentino de Turismo Carretera en 1968. En esta ocasión fue conducido por su propietario Eduardo Bouvier, quien a su vez lo había corrido en Sport Prototipo en 1971.
Dentro del grupo de prototipos del TC y Sport Prototipo, también estuvo la Liebre III-Tornado amarilla de Evaristo Aranzana, el recordado piloto de Parque Patricios. y un Bravi GT, una rara avis que nunca corrió. Otro prototipo notable fue el Baufer-Chevrolet con el que Juan Manuel Bordeu estuvo en las primeras carreras del primer campeonato de Sport Prototipo en 1969, similar al Chevún con el que Jorge Cupeiro fue el vencedor de las primeras de Sport Prototipo de 1969, en Buenos Aires y Alta Gracia. Conjuntamente con ellos animaron el festival del Autódromo dos prototipos de motor trasero, el Berta-Tornado con el cual Luis Rubén Di Palma se convirtió en el máximo ganador de la categoría, consagrándose en 1971 y 1972. El otro fue el Berta-Ford Maverick V8 color blanco, azul y rojo en versión cigarrillos Hollywood de Luiz Pereira Bueno quien a su vez logró con este auto ganar el último campeonato brasileño de Sport Prototipo en 1975.


El festival de reinauguración del Autódromo prosiguió con los autos de Turismo Mejorado, Turismo Anexo “J” y Turismo Nacional. Entre los de Turismo Mejorado y Anexo “J” se presentaron el BMW 2002 de cuatro puertas que perteneció al escribano platense Carlos Ballbé, un Fiat 1500 rojo y negro y dos Peugeot 404, uno de la concesionaria Grey Rock y el otro en versión de un gran representante de la categoría, José “Pepe” Migliore. Entre los de Turismo Nacional, un Fiat 125 rojo de 1976 y el Alfa Romeo GTV “Doble V” con el que Eugenio Chippy Breard compitió en 1986 y 1987. Con un Alfa similar,el recordado Jorge La Urraca Maggi fue campeón Argentino de la Clase 3 en aquellos dos años.
Los autos de TC2000 volvieron, como en la década del ochenta y noventa, a entusiasmar al público. Recorriendo el Circuito N° 8 como lo hicieron hace treinta o cuarenta años, estuvieron los Dodge 1500 como el “43/70” de Luis Di Palma campeón de 1984 y el policromático, obra de arte en movimiento firmada por Rogelio Polesello, con el que Guillermo Maldonado enfrentó exitosamente a los dominantes Renault Fuego y Ford Sierra XR4 en 1988. A propósito de estas máquinas tan representativas del TC2000, también brillaron la Sierra XR4 naranja y blanca de Mario Gayraud de 1985, una Fuego blanca de Juan María Traverso de 1989 y otra plateada de 1991.

La reunión finalizó, alrededor de las 16.30, con la performance de dos solistas especiales. En primer término, el último auto campeón de Turismo Carretera, con el cual se consagró el rionegrino José Manuel Urcera, el Torino que ya forma parte de la colección del Museo del Autódromo “Roberto Mouras” de La Plata.
Finalmente salió a la pista el impecable Williams FW07B-Ford Cosworth, el auto N° 28 de Carlos Reutemann con el que el santafesino corrió los últimos Grandes Premios de 1980. Lo habíamos podido admirar en el boulevard de Autoclásica, pero en la reinauguración del Autódromo pudimos apreciar asimismo sus excelentes condiciones de aceleración y frenado, pero mucho mejor aún, el exquisito sonido de su Cosworth DFV V8. En esta ocasión, el Williams fue conducido por José Ignacio Savino, piloto de 42 años oriundo del porteño barrio de Mataderos, el mismo de Cocho López y Ernesto Tito Bessone.

José Ignacio Savino atesora antecedentes en Turismo Carretera desde 2003 y hasta 2020. Para conocer los detalles de tan especial ocasión hablamos con Nacho Savino: “He corrido en monoplazas, en Fórmula Renault y Fórmula Súper Renault. Es la segunda vez que me encuentro al volante del Williams FW07B, la primera fue hace dos años en el Autódromo de La Plata. Me llamó uno de los mecánicos que atienden el auto para que lo conduzca en la reinauguración del Autódromo. Para mi es una experiencia única. El auto es increíble, lo que acelera, lo que dobla. Es el mejor auto que manejé en mi vida y no creo que me vuelva a subir a uno mejor que este”, expresó José Ignacio Savino para www.dandydriver.com .
La reinauguración del Autódromo de Buenos Aires tuvo las luces que se merece un escenario de tanta importancia. Sólo esperamos que continúen con una gran actividad para deleite y satisfacción del ávido y conocedor público argentino.
Fotos: Miguel Tillous. @migueltillous














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