Unos días después de haber cumplido 79 años, hemos publicamos la reseña de su excepcional trayectoria. Sabiendo que se encontraba pasando por un delicado estado de salud, lo editamos a modo de reconocimiento en vida. Carlos Alberto Reutemann, quien mostró un temple admirable en sus varias internaciones, como en los doce años en los que compitió al máximo nivel mundial, nos dejó el 7 de julio a los 79 años. El piloto argentino de más extendida campaña en la máxima categoría mundial, en la que durante diez años estuvo entre los mejores, tuvo sus inicios en el automovilismo argentino, los que aquí vamos a reseñar.
Nació en Santa Fe el 12 de abril de 1942, hijo de Enrique y Flora Molina. De chico aprendió a manejar en los caminos de tierra cercanos a Manucho, a los seis años, en la granja que tenía su padre. En un circuito improvisado en el campo nació su vocación de piloto al volante de un Rastrojero, un Ford A o bien un tractor. Allí en el campo fue donde también nació el sobrenombre con el que sería conocido, Lole, porque allí tenemos lolechones”, decía Carlos sin pronunciar la “s” intermedia. La explicación sobre el origen tal apodo era una materia que varios periodistas extranjeros les gustaba escuchar, no sin un gesto de asombro.
Pero fue varios años después, el 30 de mayo de 1965 cuando Carlos Reutemann irrumpió en el automovilismo argentino. Ocurrió en la I Vuelta de La Cumbre en el circuito Alturas de Punilla con el Fiat 1500 N° 101 de Fiat Grossi, la concesionaria Fiat de Rafaela de los hermanos Carlos y Américo Grossi. El piloto, al que al principio se lo creía rafaelino por el origen de su equipo, llamó inmediatamente la atención como un piloto diferente, no sólo por su idoneidad al transitar los caminos de montaña sino por su seriedad y dedicación. Esa primera carrera terminó en abandono, pero muy pronto, en la siguiente, logró la victoria el 11 de julio en el circuito “Onofre Marimón” de los alrededores de Villa Carlos Paz, en la “Vuelta del Pan de Azúcar”.
A partir de entonces, Reutemann pasó a integrar el grupo de las principales figuras del Turismo Mejorado y del Turismo Anexo “J”. Entre 1965 y hasta el 17 de septiembre de 1967 en la carrera realizada el callejero de Alta Gracia, condujo un 1500 de Grossi.
En una de sus últimas presentaciones con Fiat Grossi, en Rafaela fue el ganador junto a Oscar Mauricio Franco, el 25 de junio, en uno de los pocos empates producidos en el automovilismo argentino.
A partir de octubre, pasó a formar parte del plantel de la recientemente constituida Scuderia Concesionarios. Ganó en la primera presentación del nuevo equipo, el 8 de octubre en Zárate con Fiat 1500. Desde la siguiente competencia, el XI Gran Premio Internacional de Turismo, pasó a conducir un Fiat 1500 Coupé, para ser el primer piloto que logró un título con este modelo.
Por otra parte, mientras iba camino a su primer Campeonato Argentino en Turismo Mejorado, en 1966, hizo su debut en el tipo de autos en el que llegaría a su desempeño más relevante: los monoplazas. Fue nada menos que en la carrera más renombrada, las 500 Millas Argentinas y la primera edición realizada con el circuito asfaltado. Reutemann condujo para el mismo equipo en el que competía en Turismo Mejorado, Fiat Grossi. El auto era un De Tomaso de Fórmula 3, que había importado y corrido, con motor Alfa Romeo, Miguel Ángel Galluzzi en 1964.
El De Tomaso de chasis tubular fue revisado y atendido por los hermanos Grossi y equipado con un motor de Fiat 1500, de 1481 cm3 con dos carburadores Weber y 108 HP. El primer monoplaza conducido por Carlos Reutemann fue modificado con parrillas de suspensión más largas del lado derecho y la estructura fue desplazada hacia el centro de la pista, una solución copiada de los autos de Indianápolis. “Lo interesante es que ese fue el primer auto hecho especialmente para el nuevo circuito de Rafaela”, escribió Carlos Marcelo Thiery en la revista Corsa.
Reutemann estableció el 15° tiempo entre 32 pilotos que giraron, posición que mejoró notablemente en la carrera, ya que con un auto idóneamente atendido en los boxes, prolijo y correctamente, de menor potencia y menor peso e idóneamente manejado llegó quinto entre 15 clasificados. Reutemann sumó así puntos para el Campeonato Argentino de Mecánica Nacional. Al año siguiente corrió en el circuito Las Paralelas de Rosario, donde obtuvo un triunfo parcial al ganar la tercera serie. Aunque abandonó en la final, quedó clasificado séptimo. Siempre en Santa Fe, también corrió en Sunchales, donde abandonó y nuevamente en las 500 Millas de Rafaela, donde clasificó 15° entre 27 pilotos y llegó sexto.
Mientras estaba corriendo su cuarta temporada en Turismo con el Fiat 1500 Coupé, en 1968, fue promocionado a la categoría más popular, Turismo Carretera. Fue el piloto de un Ford Falcon Angostado del equipo de fábrica y como había sucedido en Turismo Mejorado, sobresalió desde su primera presentación.
Su debut se produjo el 28 de julio de 1968 en las 100 Vueltas Shell en Buenos Aires. En una temporada en el que todas las carreras de TC corridas en el Autódromo porteño fueron en el Circuito N° 12, Reutemann estableció 1m48s, siendo el primero en bajar el tiempo de 1m50s para un auto equipado con motor Ford F100 V8. En la carrera, sobre dos baterías de 50 vueltas con clasificación por suma de tiempos, ya en la primera serie Reutemann se mezcló en el grupo de punta, peleando de igual a igual con Juan Manuel Bordeu, Carlos Pairetti, Rubén Roux, Carlos Ruesch, Carlos Marincovich y Eduardo Copello.
En un pasaje de la primera serie llegó a la vanguardia para festejo de la numerosa hinchada de Ford, aunque se retrasó perdiendo cuatro vueltas y llegó 13°. Tuvo desquite en la segunda serie en la que fue ganador, escoltado por los autos equipados con motor Chevrolet de Bordeu y Roux. En la única carrera de 1968 ganada por Bordeu -única victoria del Monito Celeste-, Reutemann quedó quinto entre 15 clasificados, con 96 de las 100 vueltas. La actuación de Reutemann confirmó lo que se esperaba de él, un desempeño y tan asombroso que la revista El Gráfico le dedicó la última página con el siguiente título: “El ídolo que la hinchada de Ford estaba esperando después de Oscar Cabalén”.
Su campaña en Turismo Carretera se extendió durante prácticamente un año en el que corrió 13 carreras. Comenzó el 28 de julio de 1968 en Buenos Aires y concluyó el 20 de julio de 1969 en la Vuelta de Córdoba en Los Cóndores, con dos características curiosas: en ambas carreras llegó quinto y fue el mejor Ford clasificado.
Sin haber corrido el Premio Apertura de 1969, regresó el 23 de marzo en la Vuelta de Santa Fe, donde en la primera vuelta fue superando sucesivamente a César Malnatti (Liebre II-Tornado), Luis Di Palma (Liebre I1/2-Tornado) y Gastón Perkins (Liebre I1/2-Tornado), y al paso por Melincué era puntero por 27 segundos. Luego Reutemann superó al Barracuda-Chevrolet de Carlos Pairetti, pero llegando a Chapuy, en la curva de 90° después de un viraje veloz a la izquierda, no frenó lo suficiente, tocó un montículo de tierra y salió disparado por la banquina. Lole y Mandrake –su acompañante- debieron abandonar por los daños sufridos en el Falcon: guardabarros trasero abollado, rueda trasera derecha torcida, corona de arranque dañada y motor que no arrancó. “Vi el cartel que decía +42 pero no entendí esa seña. Lo venía buscando a Bordeu a quien no vi parado en el camino. ¡Podríamos haber ganado la primera vuelta por más de 50 segundos! Arriba del auto no te das cuenta de la velocidad. Sólo cuando mirás el cuentavueltas te das una idea. El coche era un ‘tiro’. Recién entre Melincué y Hughes se soltó del todo. Allí la aguja se clavó en las 6800 vueltas”, expresó Reutemann. A continuación, la interesante aclaración del periodista Roberto Carozzo en El Gráfico: “Ese régimen de marcha, con 3.54 en el diferencial y gomas que pisaban 2,31 metros significan 266,112 kilómetros por hora. ¡Casi nada!”.
El mejor resultado de su campaña en Turismo Carretera lo consiguió en su anteúltima presentación, el 25 de mayo de 1969 en Buenos Aires. En esa carrera en el Circuito N° 7, el perimetral chico con Horquilla Corta y el trazado más corto que utilizó el TC en el Autódromo porteño, a Lole le correspondió la segunda serie clasificatoria -30 vueltas-, en la que escoltó al ganador, Carlos Pairetti. En la carrera, sobre 60 vueltas, que ganó Pairetti con la Liebre III-Chevrolet -Nova Naranja-, Reutemann llegó segundo a 15 segundos. Con ese resultado, ocupó el 16° puesto del campeonato con 2 puntos.
En su quinta y última temporada corriendo en Argentina, Carlos Reutemann fue el protagonista de una circunstancia excepcional en el automovilismo nacional. Compitió en cuatro categorías diferentes y en todas en condición de piloto oficial: en Turismo Anexo “J” en la Scuderia Concesionarios con un Fiat 1500 Coupé, en Turismo Carretera con el Falcon Angostado-F100 y en las dos nuevas categorías incorporadas en 1969, Sport Prototipo y Mecánica Argentina Fórmula 2.
Después de haberse sobresalido en Turismo Carretera con el Falcon Angostado de fábrica, fue convocado para conducir uno de los Huayra-Ford de Heriberto Pronello, uno de los dos equipos oficiales de Ford en la flamante categoría Sport Prototipo. Debutaron en la cuarta carrera de la temporada, el 18 de mayo en el “Oscar Cabalén” de Alta Gracia, donde llegó tercero en la primera serie y abandonó en la segunda.
En la siguiente, el 2 de junio en Rafaela, donde Carlos Pascualini logró la única victoria de un Huayra, Reutemann abandonó en la primera serie en la que registró el récord de vuelta, junto con Pascualini. En la sexta carrera de SP, el 13 de julio, llegó 6° en la primera serie, fue el ganador de la segunda y abandonó en la tercera batería, mientras que en la clasificación final quedó 8° con dos vueltas menos. La séptima carrera de SP fue en Buenos Aires, el 27 de julio en el Circuito N° 9. Reutemann fue el más veloz en las pruebas de clasificación y en la primera serie tomó la punta y se escapó con una considerable ventaja, con récord de vuelta incluido. Sin embargo, el F100 no aguantó el ritmo, una biela se rompió, resultando en uno de los tantos abandonos de los Huayra. Fue esta su cuarta y última carrera de Sport Prototipo, ya que tras divergencias con el director del equipo, Reutemann se desvinculó.
Siendo el Campeón Argentino en la clase hasta 1600 cm3 por tener año consecutivo, Reutemann ganó una sola de las 17 carreras de Turismo Anexo “J” de 1969 en el Autódromo de Buenos Aires. Pero fue un triunfo impresionante después de una espectacular lucha rueda a rueda con Francisco Mayorga. Un capítulo del inolvidable duelo de la época entre dos de los mejores representantes de Peugeot y Fiat, las marcas que rivalizaban. Ese día el Turismo Anexo “J” compartió la programación con el Sport Prototipo y el emotivo duelo entre Lole con la Coupé 1500 y Paco con el 404 fue lo mejor de esa jornada organizada por el Vicente López Automóvil Club en el Circuito N° 9.
La última carrera de Reutemann en Turismo fue el Gran Premio de la Patagonia de 1969, en el que estuvo entre los primeros y ganó la quinta etapa (Comodoro Rivadavia-San Carlos de Bariloche). Aunque abandonó poco después de largar la séptima y última etapa, para terminar el campeonato en la octava posición. A pesar de haber punteado varias veces, la victoria en el Gran Premio de Turismo se le negó, siendo una materia pendiente de modo análogo a lo que le sucedería años después con el Gran Premio de la República Argentina de Fórmula 1.
La cuarta categoría en la que el santafesino compitió en el país fue una que, tal como Sport Prototipo, era novedosa para el automovilismo nacional. Se trató de la Mecánica Argentina Fórmula 2 la que en 1969 disputó su primer campeonato. Con el objetivo de llevar dos pilotos argentinos a correr en Europa a partir de 1970, el Automóvil Club Argentino formó un equipo para nuestra Fórmula 2 cuyo director era Héctor Silverio Staffa.
Para tal fin prepararon dos chasis italianos, un BWA T322 y un De Sanctis, dos de los cinco autos que el ACA había importado para pilotos argentinos en la Temporada Internacional de Fórmula 3 de 1967. Fueron revisados y armados en los talleres del Automóvil Club, equipados con motores Fiat 1500 y pintados de color blanco con una franja central amarilla, colores que también identificarían a los autos del ACA en Europa en 1970 y 1971.
Los pilotos elegidos fueron Carlos Alberto Reutemann y Oscar Mauricio Franco, quien con el De Sanctis se accidentó en las pruebas anteriores al debut del equipo en el Premio Apertura del Automóvil Club Argentino, el 8 y 9 de marzo de 1969 en Buenos Aires.
Aunque el primer ganador de la flamante categoría fue Raúl Kissling con un Crespi-Peugeot, el resto de la temporada fue signada por el predominio del equipo del ACA, especialmente con Reutemann, quien condujo el BWA, marca que recibió la simpática adaptación de “El biguá”. El santafesino ganó seis de las ocho carreras del campeonato. Su última victoria fue el 7 de diciembre de 1969 en la reunión que la Mecánica Argentina Fórmula 2 compartió con Sport Prototipo en el cierre de la temporada en Paraná. Esa fue la última carrera y el último triunfo de Carlos Reutemann en el automovilismo argentino, consagrándose como el primer campeón de la que era la categoría intermedia de monoplazas argentinos. El restante triunfo del equipo del ACA fue el de Benedicto Hugo Caldarella en Maggiolo, quien había reemplazado a Franco al volante de un Brabham BT15, quien fue el subcampeón.
Luego de su retiro del automovilismo internacional, Carlos Reutemann aceptó algunas invitaciones en competencias del tipo “desafío” y de autos clásicos.
En marzo de 1988 participó en las dos carreras del Desafío de los Valientes, en el que todos los pilotos condujeron Fiat Duna SCV. En la primera, en el Autódromo de Buenos Aires, llegó 13°. En la segunda, en el circuito “El Pato” de Villa Carlos Paz, con piso de tierra, Reutemann fue eliminado en cuartos de final por Juan María Traverso, quien sería el vencedor.
En 1989 fueron realizados dos Desafíos, el primero en marzo, con Fiat Uno SCV. El 4 de marzo se corrió en el Autódromo de Buenos Aires y el 11 en Córdoba, en el circuito Observatorio-Bosque Alegre. Reutemann sólo corrió en Córdoba, donde quedó 14°.
El segundo desafío de 1989 fue realizado en noviembre. Llamado Desafío de los Famosos era reservado para binomios formados por un piloto en actividad y uno retirado. También constó de dos pruebas, una primera carrera en La Rioja y otra en el Autódromo de Buenos Aires. Esta vez todos los pilotos condujeron Fiat Duna SCX, versión potenciada del Fiat Duna. La segunda competencia, realizada en el Circuito N° 9 del Autódromo, consistió en dos series por suma de tiempos. El compañero de Carlos Reutemann fue Carlos Menem, por entonces nuevo presidente de la Nación, quien no manejó pero fue el copiloto de Reutemann en la primera batería, llegando segundos. En la segunda parte, en cambio, el santafesino corrió sin acompañante y resultó el ganador. La clasificación final por suma de tiempos fue ganada por el binomio formado por Carlos Garro y Gastón Perkins, mientras que Carlos Reutemann y Carlos Menem ocuparon la segunda posición.
Años más tarde, el piloto argentino de más prolongada campaña en Fórmula 1, fue invitado para intervenir en nuestra prueba de autos clásicos más destacada, las Mil Millas Sport. En 1997 Mercedes-Benz participó con un 300 SE de su Museo, el que fue confiado a Carlos Reutemann. El auto fue restaurado y pintado como uno los del equipo oficial, en la versión con la que Eugen Böhringer ganó el Gran Premio Internacional de Turismo de 1964.
En 2005, volvió a estar presente, esta vez con un Porsche Teram que durante la mayor parte del recorrido por los caminos cercanos a Bariloche fue conducido por su hija Mariana, aunque en algunos tramos Carlos Reutemann estuvo al volante.
En su campaña nacional, Carlos Reutemann ganó 20 competencias, 14 entre Turismo Mejorado y Turismo Anexo “J” y 6 de Mecánica Argentina Fórmula 2. Asimismo, logró cuatro títulos, todos consecutivos: el de Turismo Mejorado de 1966, los de Turismo Anexo “J” de 1967 y 1968 y el Mecánica Argentina Fórmula 2 de 1969.
1 comentario
juse · julio 27, 2021 a las 1:20 pm
Muchas veces he pensado ¿ que hubiera sido del país si el Lole hubiera aceptado el ofrecimiento de Duhalde de hacerse cargo de la Primera Magistratura ? La cantidad de problemas que nos hubiéramos ahorrado, con la soja a U$D 650 y sin robar, quizás Argentina hubiera despegado y ahora fuera un país normal. Una pena.