¡Atento, Luis Elías!

Luis Elías Sojit, fue el inventor del relato radial del automovilismo en Argentina.  Junto a él se formaron infinidad de relatores como D´Agostino, Fioravanti, Cando, Saloto, Fiore y José María Muñoz entre otros.

Su estilo fue inconfundible y ha perdurado en la memoria de los seguidores de los fierros, por dos de sus curiosas expresiones: “¡Coche a la vista!” cuando un competidor se aproximaba en la ruta, y –su máxima creación– “Hoy es un día peronista, gano Fangio”.

Junto a su hermano, Manuel Sojit, “Corner”–, siguieron las campañas europeas de los pilotos argentinos.

Circulan de Luis Elías decenas de anécdotas. Que Sojit hablaba mucho lo prueba el siguiente diálogo:

–Me hubieras dado a transmitir el polo a mí –le dijo Sojit a don Francisco Borgonovo (gran dirigente deportivo del A.C.A de los ’50) –. Yo le hubiera dado vida…

–Sí, ya sé –contestó Borgonovo–. Vos habrías hecho hablar a los caballos…

Otra de sus historias es la del Gran Premio de 1947. Sojit comandaba la transmisión desde estudios centrales, y en el avión que seguía la carrera desde el aire estaba instalado su hermano, “Corner”. Este relataba bien boxeo, pero no tenía gran experiencia en automovilismo. Estaba haciendo una pobre descripción de lo que veía mientras surcaba el cielo del Chaco. Luis Elías, para ponerle más énfasis a la transmisión, lo cortó en seco:

–Pero dígame, Corner, usted no puede describirnos las riquezas del lugar, por ejemplo, ¿hay algodón?

–Sí, Luis Elías –contestó el relator–, algodón debe haber porque justo estamos sobrevolando una farmacia…

Les puso apodo a muchos pilotos y en sus transmisiones se hicieron famosos: “Toscanito” Marimon, “El caballero del camino” Eusebio Marcilla, “Polenta” Riganti, “El Chueco de Balcarce” Juan Manuel Fangio.  

También participo como interprete en cine con papeles en los films: ¡Segundos afuera! (1937); Campeón por una mujer (1939); Fangio, el demonio de las pistas (1950)  

Su amistad personal con Juan Domingo Perón le valió satisfacciones, criticas y hasta el destierro, ya que se tuvo que marchar a Brasil, cuando este fue derrocado.