Por Fede Mancini.

La Vuelta de Lobos surgió de salir a recorrer los caminos polvorientos de la ciudad (la que me adoptó como un hijo más desde muy pequeño).

Allá por el 2006 mi padre, Juan Mancini, le compró a Don Hugo Sala un auto para transformarlo en baquet, con la condición que cuando estuviese terminada quería conocerlo y por qué no, dar una vueltita. Así fue que un tiempo después fuimos a presentarle la maquina terminada a Don Hugo, y ese mismo día salimos a recorrer los caminos.

De a poco y a medida que andaba me fui convenciendo de empezar a juntar baquets para salir a pasear, divertirnos, comer, embarrarnos y llenarnos de tierra.

Ya hacía un tiempo que colaboraba con el club CAADEA en la organización del Gran Premio Argentino de esta especialidad. A fin de mayo del 2016 empecé a reunir baqueteros y la respuesta fue inmediata.

Cada vez éramos más entusiastas por recorrer los caminos que tanto conozco.

Con mas autos y apoyo la Vuelta fue alargando su recorrido, compartiendo otras localidades, pero siempre con el mismo final, un gran asado en el Automóvil Club Lobos.

En el 2018 la fiesta fue más grande porque pude hacerla en honor a Don Hugo Sala, Mi abuelo postizo, que me ayudó también a formar a mi familia. El me presentó a Paula, mi mujer. Y que mejor fiesta para festejarle los noventa añitos a Don Hugo.  

Otro gran recuerdo de esa edición fue el barro. Pequeño inconveniente, habían llovido 120 mm y el barro que había era increíble. Que mejor para una baquet. Nadie se lo imagino pero fue hermoso ver sus caras, cuerpos y maquinas totalmente llenos de barro.

El 25 y 26 de mayo de 2019, fui por la 4ta Vuelta, ya con 43

autos y nuevamente con 380 km en dos días. En esa edición les hicimos conocer la famosa pasarela que une Lobos con Roque Pérez y cruza por arriba del río Salado, por un puente de madera muy angosto, de unos 300 metros de largo. El paso de las baquets hacia crujir y temblar el puente. Siempre soñé con esa foto de los autos en la puesta del sol. Y lo logramos, hasta con lágrimas en los ojos.

Como parte del programa agregamos una gymkhana en el hipódromo de la ciudad, para diversión de todos y sobre todo para que la gran cantidad de gente y medios de comunicación presentes, vieran y conozcan nuestra increíbles maquinas.

 Cada año fui logrando hacer distintos recorridos. Pero lo más importante siempre fue festejar, reírnos, agradecer y sobre todo sentir una enorme felicidad cuando despido a cada participante con un abrazo, y todos me agradecen por el fin de semana inolvidable

que pasaron.

Una sensación única.


1 comentario

Horacio Vescio · mayo 30, 2020 a las 4:30 am

Que grande la flia mancini ! Siempre nos han atendido de maravillas , ojalá cuando todo esto pase podamos ir nuevamente a disfrutar de una nueva vuelta de Lobos !!!
Felicitaciones 👏👏👏

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