El Cobra, uno de los deportivos de gran potencia más geniales es también uno de los primeros exponentes de la asociación entre el diseño europeo y la potencia estadounidense. Para ser rigurosos, un auto tan bien concebido que podemos señalar que su mayor éxito es haber logrado sobrevivir después de cinco décadas de haber cesado su producción.

Su atractivo es tan enorme que ha sido uno de los autos que mayor cantidad de firmas lo han continuado realizando en muchos países del mundo. Una de ellas es argentina, y a modo de celebración de los treinta años de su producción ininterrumpida, un grupo de veinte propietarios del Cobra Biscayne organizaron una reunión en el Hotel Sheraton de Pilar, durante la cual, Osvaldo Bessia, su fabricante fue reconocido en mérito a su trayectoria y calidad de construcción.

El Cobra comenzó siendo producido por la casa que en un principio se llamó Autocars & Accesories Ltd. y que en 1927 cambió su nombre por AC Cars Ltd. Años después la firma fue vendida a los hermanos Hurlock, quienes llegaron a un acuerdo con el ingeniero John Tojeiro para desarrollar el AC Ace, que fue equipado con el motor Weller de 6 cilindros. Después de tres año este motor fue reemplazado por un Bristol de 2 litros y cuando este deja de ser producido, el Ace sigue equipado con un 6 cilindros, aunque con el Ford de 2.6 litros del Zephyr. Después de 36 unidades fabricadas la empresa sufrió problemas financieros. Fue cuando del otro lado del Atlántico aparece un texano radicado en California, quien después de ganar las 24 Horas de Le Mans en 1959 se vio obligado a retirarse como piloto, Carroll Shelby.

Shelby quien quería comenzar a construir su propio auto y después de varios ensayos vislumbró en el AC Aceca la base ideal para el concepto que tenía para un auto sport con la combinación que buscaba: equipar con un motor V8 estadounidense a un roadster inglés.

Ford le proveyó a Shelby un par de motores 221 V8 de 3622 cm3 y 143 HP y en 1962 fue fabricada la primera unidad. Su número era CSX0001; C por Carroll, S por Shelby, X por el volante a la izquierda y 0001 por haber sido el primer auto. El nombre fue toda una declaración de principios: Cobra. El proyecto recibió la bendición de Dearborn, de modo que Ford le dio a Shelby una línea de crédito para la compra de motores.

Los AC Cobra llegaban por avión a las nuevas instalaciones de Venice, en California, donde eran equipados con motor, caja y transmisión. Al mismo tiempo que con el motor 221 también el Cobra fue producido con el de 260 pulgadas cúbicas. Fueron fabricaron 75 unidades y muy pronto, esta versión fue sustituida.  

A principios de 1963 el motor fue reemplazado por el V8 289 de 4,7 litros y 275 HP, cuya potencia para el Campeonato Mundial de GT era de 380 HP. Con el Cobra 289 comienzan los éxitos deportivos, como un campeonato del Sport Cars Club of America, el cuarto puesto en Le Mans para consagrarse ganador del Campeonato Mundial de Marcas de Gran Turismo en 1965. Del AC Cobra Mark II o Tipo 289 fueron construidas 580 unidades, de las cuales 24 eran roadsters de competición y seis cupés Cobra Daytona.

La siguiente evolución, el Mark III, presentó un chasis distinto, con los largueros tubulares más separados y de mayor diámetro, suspensiones de ballestas transversales reemplazadas por resortes helicoidales y dobles brazos oscilantes de longitud desigual. Las llantas de rayos fueron cambiadas por las Hallibrand de magnesio de 15” que obligaron a ensanchar los pasarruedas. El Cobra es sometido a la última reforma trascendente, instalarle un motor Ford aun más grande, de 6995,7 cm3 que en versión de competición llegaba a los 485 HP. Con él llega la famosa denominación de Cobra 427. La potencia pasó a ser de 390 HP a 5200 rpm, con un torque de 65,7 mkg y 1180 kilos de peso. En su versión más representativa, el AC Cobra 427 llegaba a los 225 km/h para acelerar de 0 a 100 km/h en 4 segundos y medio. De la serie Mark III fueron fabricados 348 ejemplares.

Algunas unidades del Cobra Mark III recibieron un motor 428 de 7013 cm3, algo menos potente pero más económico mientras que para el mercado europeo se ofrecía con el motor de 4,7 litros bajo la denominación AC 289 Sport. La producción del Cobra finalizó en 1968 con unas mil unidades construidas. Sin embargo, le leyenda del Cobra continuó vigente con una enorme cantidad de fabricantes de réplicas, que en 1992 eran 42. La principal es la británica Autokraft, vecina del histórico circuito de Brooklands, dirigida por Brian Angliss. Esta firma consiguió buena parte de las maquinas usadas por AC, la mayoría del personal especializado que trabajaba con Thames Ditton durante la época del Cobra y la aprobación de Ford. Sus autos han sido denominados AC Mark IV.     

El primer encuentro oficial de los Biscayne Roadster

Muy lejos de Gran Bretaña, nuestro país cuenta con una fábrica en la que es producida una versión de alta calidad de este célebre roadster, que ha sido bautizado como Cobra Biscayne. El sábado 28 de noviembre tuvo lugar el primer encuentro oficial de los Biscayne Roadster, los autos fabricados en Argentina. El propósito fue iniciar una interrelación entre los usuarios con un encuentro exclusivo en el que no se buscó reunir a todos los propietarios de Cobra Biscayne, sino a algunos, los más interesados, hasta cumplir el cupo de 20 autos, una restricción por razones de espacio y protocolos.

Fue justamente Osvaldo Bessia quien con la primera unidad del Biscayne que construyó corrió con Tatalo Peluso la segunda edición de las Mil Millas Sport, realizada en Córdoba en 1990. De esto se cumplieron exactamente treinta años.

El Cobra Biscayne es comercializado en dos formas, tanto completo como bajo la forma de kit. El motor que lo impulsa, tal como el original AC Cobra, siempre ha sido un Ford. Los primeros ejemplares tenían el motor de 4 cilindros en línea nacional del Sierra, la segunda versión fue impulsada por el seis cilindros del Falcon, también nacional, y más adelante experimentaron con el V8. Después de comprobar que el chasis resistía bien al V8 de 302 pulgadas cúbicas, pasó a ser producido con este V8 de 4949 cm3 que es importado de Estados Unidos.

El Biscayne siempre ha sido producido en un hangar de Don Torcuato. Nunca fue interrumpida aunque la fábrica no está trabajando a pleno sino a un ritmo de tres autos construidos por año. Aunque está originado en el AC Cobra 427, su constructor pone énfasis en que no se trata de una réplica del auto original sino que sus dimensiones son diferentes.

El chasis del Biscayne está hecho de caños de sección cuadrada y es más alto, más ancho y también difiere en las dimensiones de la cola del AC Cobra original. Puede ser equipado tanto con el motor Ford 302 como con el 351 de 5752 cm3, pero su fabricante no recomienda la variante de mayor cilindrada por ser demasiado rabioso. La idea del Biscayne es que sea un auto sport para ser usado en la calle y disfrutado como tal.

La potencia del motor 302 es de 340 o 400 HP, dependiendo de las tapas de cilindros son de hierro o aluminio. El V8 está alimentado por un carburador Holley de cuatro bocas y tanto el motor como la caja de cambios proceden de Estados Unidos, ofreciéndose dos opciones de caja, la Tremec o la Mazda-Ford de cinco marchas. La aceleración es asombrosa, pasa de 0 a 100 km/h en sólo cuatro segundos.

Lo que sí ha replicado el Biscayne roadster es la historia deportiva del auto original. Los primeros ejemplares fueron para socios del Club de Automóviles Sport; el de Manuel Eliçabe ganó tres campeonatos del CAS y otros tres de Sport Fuerza Libre y, por supuesto, el Biscayne es una presencia admirada en las Mil Millas Sport del CAS.

El encuentro en el Sheraton de Pilar es lo que ha dado en llamarse un car and coffee. Como tal, los fanáticos pudieron probar el exquisito Café Cabrales –patrocinante de la reunión- y las infusiones elaboradas por Diogo Bianchi, un especialista en café que asimismo dio una charla. Hubo también sorteos de estadías en el Hotel Sheraton.

Aunque la anécdota más simpática la constituye que pese a la lluvia torrencial y a que los Cobra pueden disponer de techo opcional, todos los entusiastas del Biscayne llegaron con sus autos sin la capota, mojados pero felices. Eso sí, el hotel le dio toallas a todo el mundo para reducir los efectos del agua. El encuentro, épico por la lluvia, fue una velada increíble. Todos los propietarios de Biscayne presentes hicieron habilidades, trompos y dibujitos en la playa adyacente al hotel. Una reunión de amigos en los que se pudieron apreciar unidades de todas las versiones de motores, colores, tapizados y customizaciones.

El ex bicampeón de Mecánica Argentina Fórmula 2 en 1970 y 1971 y constructor del Cobra Biscayne agradeció a todos los propietarios presentes con emotivas palabras. Por su parte, Manuel Eliçabe y Damián Pozzoli, propietarios de sendos Biscayne, le entregaron a Osvaldo Bessia una placa conmemorativa del primer encuentro. A continuación fue sorteado un ejemplar de libro sobre la historia del Club de Automóviles Sport, escrito por Estanislao Iacona y Cristián Bertschi.

La reunión concluyó con un anuncio trascendente. Habrá una próxima reunión que ya tiene leitmotiv: será un “regreso a casa” porque serán convocados todos los Biscayne. El encuentro será realizado en la fábrica, donde son esperados todos los propietarios de las 174 unidades fabricadas de este roadster tan característico de la industria argentina de los autos artesanales.


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