Gracias Lole querido

El Lole Reutemann ya es de todos y no es de nadie. Una vida de aquellas, de película. Nació y se crió en el campo, y de ahí llegó a la Fórmula Uno, que es una aventura tan sideral como la de llegar a marte. El lo logró a puro talento. Estuvo en ese mundo difícil (el circo de la F1), complejo, laberíntico, donde la política, el dinero y el talento se mezclan en una lucha especial, muchas veces desleal. Donde en su época, 17 compañeros se fueron pugnando por ser alguien en la F1. Casi una grilla completa, en la denominada era de los Caballeros del Riesgo. Él llevó adelante su gesta como un pro, un caballero, un hidalgo.
Fue piloto Brabham, Ferrari, Lotus y Williams. Ganó 12 carreras, hoy, un sueño para los argentinos, que cada mañana prendíamos la tele en pos
de ver al santafesino trenzarse con la crema del automovilismo mundial. No fue campeón; Stirling Moss, Ronnie Peterson y Jo Siffert tampoco, por mencionar algunos. Pero manejó en el primer nivel durante casi 10 años, siempre en forma profesional, con respeto y como embajador de todos los argentinos. Lo importante no es lo que alguien no hizo, sino lo que logró, y el camino que lo llevó a eso. Vivió y se manejó en silencio, tanto sobre un auto de
carreras como en la política. Un sabio, cuánto silencio le hace falta a nuestra política y al mundo en general. El fue amo de su silencio.
Tuve el privilegio de conocerlo y tratarlo. Cuando el entraba en escena y se presentaba y saludaba, el aire cambiaba, era distinto, el clima era otro. Se fue alguien especial. 10 años de Fórmula Uno entre los 10 primeros; 2 gobernaciones de su querida Santa Fé y 3 senadurias. Todo en una sola vida. Gracias Lole querido, necesitamos millones de argentinos como vos.
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