En algún cuarto de la casona familiar de la calle 13 -la de las volantas”- debe haberse escuchado el fervoroso ruego de doña Hermida. «Juan, yo sé que sos el mejor. Se que todo el mundo habla maravillas de tus condiciones y sé que las carreras son tu vida. Pero, por amor de Dios, mi corazón no resiste tanto. No puede ser que Toto también quiera correr. La familia, nuestra familia, siempre está arriesgándose por las benditas carreras. Basta contigo, Juan. Pero, por favor; decile a Toto que nos haga caso a tu padre y a mí. Decile que no tiene que correr mientras vos lo hagas. Es demasiado para mí».

Doña Hermida debe haber extendido aquellos brazos finos en demanda del apoyo que Juan Manuel debía proporcionarle. Y Juan Manuel le hacía caso. Y Toto que antes había abandonado el delicioso arte de la reconstrucción de frentes, junto a su padre -don Loreto-, abandonaba por segunda vez su vida. Ahora, dejaba de correr. Y se metería de lleno en la mecánica hasta ser un experto en el arte difícil y finito de la carburación. Algo así como saber hacer correr la sangre por el cuerpo humano, de la mejor manera.

Los párrafos que preceden los escribió Alfredo Parga, a quien siempre evocamos cariñosamente, para La Nación, cuando Rubén Renato Aniceto Fangio falleció a los 81 años, el 14 de septiembre de 1998. A pesar de sus tantos nombres, era llamado simplemente por su apodo, Toto. Fue un mecánico y preparador excelente, dedicado a la marca que consagró dos veces a su hermano El Chueco en Turismo Carretera. Parece que su especialidad fue preparar los Chevrolet con la condición de que sus pilotos se llamaran Juan Manuel: primero con su hermano, Campeón Argentino en 1940 y 1941, y luego -interrumpiendo una larga serie de Ford-, con Juan Manuel Bordeu en 1966. Con su eminente talento, la marca de General Motors obtuvo sus primeros tres títulos de Turismo Carretera.

Juan Manuel Fangio II, también balcarceño y sobrino de su tío homónimo, con una prolongada y exitosa campaña con dos campeonatos de la categoría GTP (prototipos) de IMSA en Estados Unidos, en 1991 y 1992, nos contó de las aspiraciones de piloto que tuvo su padre: “Toto era muy rápido y vehemente, muy impulsivo según me han contado, que disfrutaba tanto la mecánica como manejar. Me acuerdo que ha tenido incursiones haciendo muy buenos tiempos con ‘La Petisa’, el Volpi-Chevrolet que preparaba y ponía a punto, y hasta hizo en alguna ocasión el récord del circuito, pero no tenía el aplomo de Juan. Cuando mi padre estaba por correr hablaron entre ellos que sólo uno podía hacerlo. Tenía que haber un jefe de familia porque que lo hicieran los dos era una locura. ‘No corré vos que tenés toda la capacidad del mundo, lo mío es un hobby’, le dijo Toto a Juan Manuel, en 1946 o 1947. Mi papá murió tres años después que Juan, en 1998, justo el año en que dejé de correr afuera”, nos confió Juanmanuelito.

En la búsqueda de lo mejor para nuestros lectores, www.dandydriver.com procedió enseguida llamando a Mar del Plata, nada menos que a Oscar Fangio, hijo de Juan Manuel Fangio y piloto de Turismo Carretera contemporáneo de Juan Manuel Bordeu. Cacho nos dijo lo siguiente sobre su tío: “Toto manejaba medio ‘escondido’, no querían que corriera pero lo hacía muy bien, inclusive lo acompañé una vez cuando probó La Coloradita con uno de los primeros motores 4 bancadas, en el camino de Balcarce a Ayacucho. Para mostrarme lo bueno que era el auto, soltaba el volante a 200 km/h y el auto iba derechito, era ‘una vela’. Toto era el más chico de los seis hermanos, tres varones y tres mujeres, y un ‘bocho’ preparando. Lo hacía con Juan Manuel y cuando nadie pensaba en la jaula de seguridad, él le había un refuerzo en el medio del techo al Chevrolet, por eso cuando vuelca en la ‘Buenos Aires-Caracas’ no se aplastó tanto, aunque murió su acompañante, Daniel Urrutia. En eso era un adelantado, y muy estudioso”.

De todos modos, Toto Fangio, preparador de toda la vida, se dio el gusto de llegar a ser corredor de TC, aunque sólo por un día. Sucedió en la II Vuelta de Mar del Plata para “No ganadores”, el 2 de septiembre de 1962. Fue justamente la carrera que Dante Trotta ganó con la cupé Ford que les presentamos hace unos meses. La prueba a una vuelta en el circuito rutero de 504 kilómetros se largaba frente al Hotel Alfar de Mar del Plata, pasando por Balcarce, Tandil, Juárez, Necochea, Miramar y regreso a Mar del Plata. Toto corrió con el seudónimo Rual, combinación de Rubén y Alberto, siento éste su copiloto Alberto Lozano, luego el primer acompañante de Juan Manuel Bordeu. Condujo el Chevrolet de Héctor Vallo, un camionero de General Madariaga, del que Toto era el preparador, llevando el Nº 48. “Habían puesto una multiplicación larga; en los sectores con viento a favor anduvieron muy bien pero el esfuerzo en los tramos con viento en contra hizo que pincharan un pistón”, nos reveló Cacho Fangio. Aun así lograron llegar. Lo hicieron en el octavo puesto, a 13 minutos 6 segundos de Trotta.

Creemos así haber satisfecho la curiosidad del lector que quería saber si Toto Fangio había corrido, y también, recordar a un excelente preparador y mecánico.

Categorías: Notas

2 comentarios

Mike · septiembre 3, 2020 a las 11:53 am

«Toto» Fangio fue un mecánico con una gran capacidad así se lo reconoce en la historia. Dicen que la noche previa a las carreras (en invierno) a «La Coloradita» la guardaba en un lugar calefaccionado para que los fierros, gomas, líquidos estuvieran a temperatura en la mañana… las mantas térmicas vinieron muuuuucho después. Un adelantado!

    Willy Iacona · septiembre 3, 2020 a las 12:04 pm

    buen dato, Mike!

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