En 1992 salió el disco de Riff “Zona de nadie”, que incluía dos versiones del tema Sube a Mi Voiture, una al típico estilo de Riff, bien rockero y el otro acústico.
En aquel entonces yo andaba todo el día en mi voiture, mi primer auto, que no podía ser otra marca que Alfa Romeo. Era una Alfetta 2000L, un poco cascoteada, muy linda para manejar y muy cómoda. Doble árbol, dos carburadores, asientos de pana, tablero de madera y aria condizionatta (así decía el calco original que tenía en la luneta esta versión de lujo). En el estéreo de mi Alfetta sonaba muy seguido el cassette de Riff.
Uno de los paseos más recordados por mis amigos en las cómodas instalaciones de la Alfetta era el de los jueves a la noche a distintos boliches de Buenos Aires.
En 1993 tuve la suerte de llegar a conocer Mau-Mau, aunque en sus últimos días, todavía los jueves a la noche tenía reminiscencias de su pasado de gloria. No estaban ahí, Charlie Menditeguy, Bordeu y ninguno de los antiguos habitués. Ya no era de corbata, pero seguía manteniendo la mística y no se podía entrar en zapatillas, tal como le paso Guillermo Vilas, enorme figura del jet set de fines de los años 70´s y principio de los 80´s, cuando lo rebotaron por querer entrar en saco y zapatillas.
Una de esas noches en aquel templo, fui al baño y urgido, encaré derecho al mingitorio. Divisor de mármol de por medio había otra persona en mismo acto. No le preste atención hasta que escuche su voz: “Pedime otro igual…” dijo con una voz ronca, única e inigualable. Solo podían ser dos personas: Pappo o el Coco Basile.
Era el mismísimo Norberto Napolitano. Lo miré y le dije lo primero que se me ocurrió:” Papo ¡Maestro! Acabas de tocar con BB King en el Madison”. Y me contesto riéndose con una felicidad total: “si, todavía no lo puedo creer, estoy en una nube todavía…” Y siguió contando algunos detalles de aquella noche del Madison Square Garden, a los que incrédulos, los escuchábamos, todavía adentro del baño.
De ahí fui directo a la barra a pedir algo para tomar y cuando quise pagar, el barman me dijo, “lo invitó el señor”. Señalando al Carpo que estaba parado en la otra punta de la barra. Yo, sorprendido, levante mi vaso agradeciéndole aquel gesto y el contestando sonriente, seguramente por haberle hecho acordar a su gran noche en Nueva York.
Con Pappo, aparte de ese pequeño episodio me unen dos pasiones. La Guitarra y los fierros.
No toco más de tres acordes, pero herede de mi padre, no solo la pasión por los autos, sino también por la música. Mi viejo era abogado, pero además un gran guitarrista amateur. Llego a tocar en vivo con el gran Oscar Alemán.
Duke Ellington dijo de Alemán: “This Cat has roots!” Este gato tiene raíces, refiriéndose al singular estilo que tenía a la hora de tocar Jazz, producto de sus influencias del folclore argentino y la música brasileña.
Algo similar dijo BB King de Pappo a quien eligió para que lo acompañe aquella noche y lo reconoció como uno de los mejores y más talentosos guitarristas que conoció, habiendo visitado con sus giras más de 60 países.
Gran admirador de Carlos Reutemann, el Carpo llego a darse el gusto de correr en varias categorías. Su primer auto de carreras fue un TC Bonaerense, más tarde tuvo una Datsun 280, una Nissan y una Chevy de TC 4000. Corrió en Supercart, TC Pista y GTA, donde logro su único podio en La Pampa. No corro para ganar, me gusta andar rápido…
Fue un tipo totalmente espontaneo, talentoso y pese a tener aspecto de tipo duro, tenía una enorme sensibilidad, capaz de andar a fondo en el TC Pista, de actuar en la serie Carola Casini y de interpretar temas como Juntos a la par o sube a mi Voiture acústico. Versión que sigo teniendo en cassette para escuchar en alguna coupé ochentosa.
Fotos: archivo DD y Whitefly.
Video: de 87migue en youtube.
7 comentarios
Anibal Martinez Artola · agosto 31, 2020 a las 6:34 pm
Los últimos mates con el Carpo.
Fué un sábado muy temprano, a eso de las seis y media, me había desvelado pensando en la complejidad del trabajo inconcluso del dia anterior, Pablo estuvo observando todo ese viernes como se generaban con mucha dificultad los alojamientos de asientos, guias de valvula, y las cámaras de combustión de la tapa de cilindros nueva que estábamos haciendo, para el motor que corría José Luis.
Un error en las medidas, seria tirar veinte dias al tacho, una tapa de cilindros malograda en su ejecución es como un bebé destinado a una vida de éxitos, que de pronto muere en el parto, más la soberana verguenza ante Pablo, y ser yo el responsable. Decidí llegar al taller antes que nadie, para trabajar en la fresadora sin que nadie alrededor me desconcentre.
Antes de poner en marcha la fresadora, senti un murmullo lejano, unas risas guturales; una voz ronca, profunda, se escuchó desde la cocina del taller.
_¡Pablo, estos mates ya estan lavados!
_ Norberto, desde las seis, me tenés cebando mate.
Era el Carpo, venía de tocar la noche anterior en Bragado, de regreso a su quinta de Jaúregui, cerca de Lujan, no tuvo mejor idea que tocar el timbre y sacarlo de la cama a Pablo, en la madrugada, al pasar por Chivilcoy.
Me uní a la mateada, le cambié la yerba, seguimos con las anécdotas, Pappo, como buen hincha del Chivo, se puso al día de lo que se hacía en el taller de la Av. Soares, en esos dias. Conclusión, al carajo la idea de concentrarme en la tapa de cilindros.
A eso de media mañana lo pasaron a buscar unos monos, que de fierros, nada que ver. Ya se estaba por quedar a dormir en una butaca del TC.
Se fueron en el Impala de Pappo para la ruta.
Más tarde, entre cálculos y mediciones, pregunté.
_¿Te levantó de la cama las seis ?
_A los amigos todo se les tolera.
Respondió Pablo Satriano
Anibal Martinez Artola
Chivilcoy, Septiembre de 2004.
Matias · agosto 27, 2020 a las 12:24 am
en 1992 llendo a trabajar con la ACTC (pasante del enet Otto Krause) en el Galvez corria el TC y el CAP, en la confiteria del autodromo se acerca PAPPO que corria ese dia con la Datsun Y almorzo con nosotros inolvidable!!!!
Willy Iacona · agosto 28, 2020 a las 12:26 pm
que buen recuerdo. Nada mejor que esas cosas que se dan de manera espontánea. abrazo
Mike · agosto 11, 2020 a las 2:28 pm
Siempre me preguntaba qué tenía que ver el libro homenaje a Oscar Alemán con ustedes, ahora conozco esta hermosa historia del papá guitarrista y que tocó nada menos que con Alemán! Un lujo!
Willy, la anécdota tuya con Pappo es buenísima!!!!
Willy Iacona · agosto 12, 2020 a las 3:19 pm
Si un lujo para mi Viejo tocar con Oscar Alemán, una de las fotos de la nota es de ese día. Yo de chico tenía un trencito que me había regalado Oscar, lamentablemente como muchos juguetes, lo debo haber destruido o se regaló. Pero quedan estos lindos recuerdos. Gracias por lo de la nota. abrazo
Hugo Emilio · agosto 7, 2020 a las 4:14 pm
Gracias, como siempre interesante y presiso para imaginar lo relatado. Abrazo.
Willy Iacona · agosto 9, 2020 a las 1:46 pm
Muchas gracias Hugo, abrazo