El Andino GT del Leopardo de Morón.

Hace muchos años atrás nos hicimos con mi padre de un Andino GT, era el segundo que comprábamos. Ya habíamos armado uno color amarillo que alguno recordara haber visto en Autoclasica. Ese Andino amarillo actualmente está en Madrid, España.

A los pocos días de la compra, fuimos a presentar la transferencia al registro donde estaba radicado el auto, que quedaba en San Justo. Cuando el empleado que nos atendió, volvió con el legajo nos dijo:… este auto era del Leopardo de Morón…

¿De quién?

De Víctor Galíndez.

Víctor Emilio Galíndez El Leopardo de Morón, lo había comprado 0km y ahí fue registrado el auto.

Vale la pena recordar a este gran deportista argentino. Dos veces Campeón Mundial de los semipesados. De 1974 a 1978 con once defensas exitosas y en 1979. Tuvo el notable registro de 52 peleas ganadas (32 por KO).

Su victoria más recordada y que lo llevo a estar en el salón de la fama del boxeo, fue con Richie Kates en 1976. Aquella noche en Johannesburgo, Galíndez logro recuperarse y dar vuelta una de las peleas mas dramáticas y sangrientas que se recuerde. Luego que Kates le abriera la ceja derecha de un cabezazo en el tercer asalto, “El Leopardo” peleó  con la cara sangrante y casi a ciegas, noqueando a su retador a escasos 10 segundos del final. La camisa ensangrentada del árbitro del combate se exhibe hoy en el museo del deporte de Johannesburgo.

El automovilismo siempre había sido su segunda pasión deportiva. Quería correr en autos. Antonio Lizeviche, corredor de TC de la época, le había ofrecido venderle su Dodge. Entonces arreglaron que lo acompañe en su próxima carrera para que probara el auto. En aquella prueba él y Lizeviche murieron en un insólito accidente, atropellados por otro participante que se despisto y los atropello cuando volvían caminando a boxes luego de abandonar la prueba.  El Gráfico título: «La absurda muerte de Galíndez”

De Morón a Japón.

Volviendo al Andino, al poco tiempo de restaurarlo, me contacto un fanático coleccionista de Renault desde Japón. Me había comprado muchos ítems distintos de la marca, como autitos en escala, brochures y fotos. Pero nunca imagine que le podía interesar el auto.

En uno de nuestros intercambios de emails, le mande fotos del Andino. La respuesta fue inmediata. Había quedado fascinado con el auto y me preguntaba si lo vendía. No fue fácil pero nos pusimos de acuerdo. En el container también partió un Isetta.

Unos meses más tarde me mando fotos del auto con algunos cambios, le había puesto llantas de Dauphine como se veían en las fotos publicadas por la revista Automundo del primer auto que fabrico Luis Varela.

Arte de portada: @newdrivermag